POR QUÉ
- Miguel Zapata-Ros
- 19 jun 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 20 jun 2020

Habitualmente un libro de viajes habla de sitios, de ciudades, países, regiones o de territorios y describe lo que convencionalmente se acepta como más importante. Pretende que el viajero, ya que ha gastado su dinero y su tiempo, no se quede sin ver aquello que es comúnmente aceptado como lo más importante del lugar. Así, si la ciudad es Barcelona, el visitante no debe quedarse sin ver la Sagrada Familia. Y si va a Madrid, el lubro debe recomendarle que no se pierda el Museo del Prado ni el Palacio de Oriente.
Pero esto va a ser otra cosa. Quizá justo lo contrario. Va a rescatar de cada lugar algo que, sin dejar de ser importante, muy importante, a veces no es conocido, bien por su naturaleza, es difícil identificarlo o no hay referencias sobre él o, porque siendo conocido, hay algún aspecto que pasa absolutamente desapercibido.
Así, como ejemplo del primer caso hablaremos de Barcelona y de su Escuela Industrial. Allí adquirió fama y prestigio un sistema constructivo que luego se difundió por el mundo: La bóveda tabicada, mal llamada bóveda catalana.
Y como ejemplo de lo segundo podemos propondremos Machu Picchu. De él poca gente sabe que no hay ninguna inscripción simbólica, no sólo textual, sino ideográfica, en todo el recinto Y es porque los incas no disponían de un código de lenguaje escrito, pese a toda la leyenda sobre progreso científico y tecnológico que se les atribuye.
Este blog, por lo demás, tiene su origen en una serie de posts que escribí en confinamiento, durante la pandemia del Coronavirus, en la primavera de 2020. Allí decía "Durante cuarenta días del confinamiento voy a reseñar viajes y lugares en los que me ha cabido privilegio de estar en esta vida. También a las personas que he conocido y con las que he estado."
Nada más indicado en época de reclusión que viajar con la ayuda de la memoria y de los gratos recuerdos, experiencias y sensaciones vividas a aquellos lugares que nos causaron impacto.
De todos los lugares tengo experiencia directa y en todos ellos he sentido la pasión del lugar, porque he buscado atribuirle un sentido. Eso es lo que intentaré comunicar en todos los casos. Sé que ese planteamiento a muchos no les parecerá atractivo, pero tampoco pretendo complacer a todos.
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